A mediados de 1948 Colombia atravesaba una tensa situación política y agitada conmoción social como consecuencia de los lamentables sucesos acaecidos el 9 de Abril en Bogotá, que sacudieron profundamente y lesionaron de manera muy sensible todos los estratos de la sociedad colombiana a nivel nacional, y engendro una atmósfera generalizada de incertidumbre y temor entre la ciudadanía.

Dentro de la Liga Santandereana de Fútbol, LSF, de la cual yo era Secretario General, veíamos con honda preocupación este clima complicado y confuso, y en continuas reuniones con dirigentes de los clubes afiliados, uno de los temas básicos de la agenda era discutir y analizar la idea propuesta por el Sr. José Antonio Mantilla Gómez, presidente de la Liga, destacado periodista y analista político como también Miembro Principal del Concejo Municipal de la ciudad de Bucaramanga, para conformar un seleccionado de fútbol bumangués y programar una serie de encuentros gratuitos, con similares de otras regiones vecinas, como Barrancabermeja, Socorro, San Gil, Piedecuesta, Pamplona, Ocaña y Cúcuta.

Mantilla Gómez había redactado e introducido un Proyecto de Acuerdo en el Ayuntamiento, creando un impuesto especial a todas las rockolas instaladas en diferentes negocios, para ayudar a la promoción y financiamiento del deporte aficionado a nivel municipal.

En esta forma se favorecía una asistencia masiva al estadio y canchas populares a crearse, y a través de la competencia deportiva contribuir a sosegar el clima preocupante que prevalecía dentro del conglomerado y sociedad en general sobre el futuro del país y sus efectos negativos en todos los ordenes del quehacer nacional.

Llegó el Atlético

Las sesiones de la LSF se efectuaban siempre en la carpintería de don Miguel González, ubicada en la calle 35 entre carreras 12 y 13, preferiblemente en horas nocturnas.

En una de estas reuniones recibimos la visita del Sr. Rafael Chaberman, conocido aficionado barranquillero del Junior y comerciante de origen hebreo, quien administraba en Bucaramanga una trilladora de granos.

Su presencia y objetivo en la LSF era disertar y recalcar sobre la importancia que día a día estaba tomando el fútbol profesional y la gran oportunidad que tenia la ciudad de Bucaramanga en organizar un gran movimiento de interés local y motivar a los diferentes sectores con el fin de patrocinar un equipo representativo con el nombre de Atlético Bucaramanga, con colores amarillo y blanco como emblema oficial.

De esta forma ingresaríamos al concierto nacional y euforia colectiva que estaba creando el éxodo masivo de jugadores argentinos, grandes figuras del balompié sureño tales como Adolfo Pedernera, Nestor Raúl Rossi, Alfredo D’estefano, René Pontoni, etc.

Producto de la coyuntura surgida entre la Confederación Suramericana de Fútbol y la rectora colombiana, Adefutbol, la cual estaba siendo aprovechada por clubes de Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla.

En la LSF conocíamos de las buenas relaciones y contactos que tenia Don Rafael con ejecutivos del Junior y Millonarios. Esa misma noche nos ofreció su mas decidido concurso, apoyo moral y económico para motorizar esta iniciativa suya hasta lograr el objetivo anhelado por la mayoría de la afición.

Se creció el enano

A partir de aquel momento la semilla comenzó a germinar. En continuas y urgentes convocatorias de la LSF escuchamos opiniones diversas, se presentaron alternativas y opciones, diferentes pro y contras mientras los miembros de la LSF, entre otros José Antonio Mantilla, don Vicente Díaz, Abelardo Cárdenas, Antonio García, Víctor Cruz, Dr. Elías Solano y otros prestantes patrocinadores de equipos amateurs que escapan a mi memoria.

Se pulsaba la opinión y atmósfera de la calle y coincidian en el concepto unánime de la perentoria necesidad que Bucaramanga debía organizar su propio onceno de fútbol profesional. Agotadas todas las deliberaciones y en votación unánime, se decidió apoyar al Sr. Chaberman por su visión futurista, vasto conocimiento del fútbol, experiencia de empresario, vinculación al deporte costeño y decidido espíritu de servicio hacia la ciudad de Los Parques.

Además, que el ofrecimiento de su apoyo económico era muy importante para emprender los primeros pasos, pues la LSF contaba con un presupuesto muy limitado y exiguo para financiar un proyecto de enormes proporciones a futuro.

Un entorno parroquial

En 1948, era utópico tratar de proyectarse hacia finales del siglo XX. Los medios de comunicación estaban condicionados a periódicos de circulación urbana y emisoras radiales con muy buena información y programación deportiva pero de alcance reducido a un selecto publico y nuestra visión de planificar y proyectar a largo plazo era muy limitada.

Vivíamos tiempos muy apegados a la provincia, éramos producto de generaciones de mente austera educada bajo esquemas rígidos y costumbres coloniales.

La primera reunión para la creación formal y fundación del Atlético Bucaramanga, fue convocada a través de la prensa y radio local a reunirse, en fecha que no recuerdo, en el consultorio del Dr. Elías Solano, pues a la LSF como entidad netamente amateur le estaba vedado y restringida por sus estatutos y no podía patrocinar o fomentar en forma oficial el fútbol rentado, aunque como todos sabíamos de su seno había surgido la idea precursora a través de sus dirigentes y clubes afiliados.

Debido al natural optimismo y consenso general observado en todos los círculos locales, se procedió en esta asamblea a elegir entre los concurrentes una Junta Directiva Promotora con el siguiente resultado: Presidente el Dr Elías Solano y Directores los Sres. Rafael Chaberman, Vicente Diaz, Miguel González, Juan B. Silva (Tesorero) Manuel José Puyana, Eduardo Villa, Jorge Reyes Puyana, José Vicente Niño y otros ciudadanos que el paso de los anos han borrado de mi mente.

Fui elegido como Secretario, cargo similar al que ocupaba en la LSF y al que renuncié para evitar conflicto de intereses. Como Contador se designo a Gustavo Mantilla, reemplazado posteriormente por Alberto Lamus Cáceres.

Con intención firme

La firme intención en darle vida al equipo profesional fue la misma que prevaleció en la mente de los dirigentes aficionados de la LSF, es decir, ofrecer a la ciudad de Bucaramanga un emocionante y sano espectáculo deportivo, equipararse a la euforia nacional y contribuir en cierto porcentaje al alivio de la tensión ciudadana creada por la coyuntura politico-social que imperaba en todos confines del país.

Los primeros jugadores del AB fueron en su mayoría santandereanos y entre ellos recuerdo a Pedro Pinto, Francisco Castillo, Eugenio y Samuel Otero, Jorge y Francisco Guerrero, ‘el Chino’ Luis, Guillermo Uribe, Bechereque Sepulveda, Arturo Palomino y Chico Bustamante.

Posteriormente vinieron como refuerzos foráneos Lucas Martínez, Boris Rodríguez y Memuerde García (barranquilleros); ‘Tarzán’ Contreras (cucuteño). El entrenador era Francisco ‘Pacho’ Carvajal y masajista el conocido fotógrafo local Carlos Castaño.

Este seleccionado se enfrento en dos partidos amistosos al Huracán de Medellín, que dirigía el popular ‘Cura’ Burgos, como también otros encuentros frente al Seleccionado de Cúcuta y la afición quedo muy bien impresionada y satisfecha del rendimiento y actuación general en estas series con miras al campo profesional.

Los comienzos por dentro

Los jugadores locales no devengaban sueldo mensual fijo y la Tesorería les pagaba una prima de cien pesos por partido jugado a quienes fueran alineados.

En cuanto a los futbolistas costeños, estos eran patrocinados y pagados por la empresa del Sr. Rafael Chaberman.

Como condición previa para que el AB participara en el torneo profesional de 1949, había que cumplir algunos requisitos estatutarios de la División Mayor del Fútbol Colombiano, Dimayor.

La Junta Promotora designada comisiono a los Señores Rafael Chaberman y Vicente Díaz para que se trasladaran a Bogotá a conocer y finiquitar todos estos detalles ante el organismo rector, como también conversar y cambiar impresiones con los dirigentes de los Clubes Millonarios, Santa Fe y Universidad, sobre diversos tópicos de organización y administración de un club deportivo profesional.

Tuve conocimiento de que los Señores Alfonso Senior, Dr José Chalela y Cayetano Cañizares fueron factores importantes y decisivos en todas estas gestiones.

En corto tiempo, Dimayor acepto la inscripción provisional, sujeta a posterior ratificación del Consejo Directivo en pleno, y el resultado final de un partido de ‘fogueo’ a jugarse en el Estadio Alfonso López frente al Once Deportivo de Manizales.

Este único encuentro de fogueo se organizó de inmediato y el resultado final fue favorable al equipo búcaro. La Dimayor notificó su visto bueno para el ingreso y afiliación definitiva del AB dentro de las filas del fútbol profesional colombiano y su inminente participación en el próximo torneo oficial a realizarse en los diferentes estadios colombianos.

Ya había equipo profesional

Estabamos conscientes que el campeonato de 1949 exigía mucha calidad y técnica de juego para enfrentarse con éxito a poderosos contendores como Millonarios, Santa Fe, Deportivo Cali, América, Medellín, Nacional y Junior; los cuales exhibían en sus nominas titulares a verdaderas figuras de talla internacional, y el virtual compromiso del AB era colocarse a la par de estos colosos para que la naciente pero consecuente afición búcara se sintiera plenamente compensada en su esfuerzo y justas aspiraciones.

Previa a la aspiración de todas estas expectativas, el Club debía convertirse en una Sociedad Anónima bajo control y vigilancia de la respectiva Superintendencia.

Para acatar esta disposición, la Junta Directiva estableció conversaciones con el Dr. Luis Fernando Sanmiguel, para que se encargara de todo el aspecto jurídico y legal, quien realizo un trabajo de calidad y quiero resaltar que actuó en forma desinteresada, en cuanto a sus honorarios profesionales.

Al lograr la personería jurídica, el Club quedó autorizado para emitir acciones nominativas, las cuales fueron colocadas casi de inmediato en un ciento por ciento dentro de los diferentes círculos económicos y sociales por lo cual se fueron incorporando gradualmente prestantes elementos de la industria, el comercio, profesionales y otros sectores del ámbito bumangués y quienes en elecciones posteriores ocuparon cargos directivos dentro del Club.

Entre ellos puedo recordar a los Señores Rafael Pérez Martínez, Saúl Díaz Sarmiento, Nestor Arenas Moreno, Hermann Alarcón, Ernesto Azuero Arenas, Gonzalo Trillos, Alfonso Mantilla Arenas, Guillermo Luna, Calixto Diaz, Víctor y Enrique Paillie, Esteban Ríos Salazar, Rodrigo Prieto y el Dr Crisanto Duarte, Presidente. La nueva Junta Directiva resolvió iniciar gestiones tendientes a contratar un grupo selecto de futbolistas extranjeros y fue comisionado don Rafael Pérez Martínez para que viajara a Bogotá y conversara con el astro argentino Adolfo Pedernera, u otro destacado jugador gaucho, para conocer su opinión sobre una previa lista de futuros candidatos a ser contratados por el AB, e incorporarlos al plantel titular.

Pedernera asomo como Director Técnico a su ex-compañero en la delantera del River Plate, Aristobulo D’ambrosi quien se encargaría de escoger en Buenos Aires varias figuras jóvenes

Fueron seleccionados José Frascione, Norberto Peluffo, Antonio Bernasconi y Roque Raúl D’marco, quienes arribaron muy pronto a la ciudad siendo recibidos con una manifestación de jubilo y expectativa general.

Posteriormente llegaron contratados Felipe Stemberg, Alberto Giannastasio, Enrique Pesarini, Julio Asciolo, Carlos Gambina, Miguel Zazzini y Modesto Terranova (argentinos); Juan Cardoza y Enrique Agurto (peruanos); los costarricenses Joaquin ‘Quincho’ Quiroz y Carlos A. Umaña y por último Luis A. Rubio, cedido en préstamo por Los Millonarios.

La ciudad y su equipo

El ambiente general en Bucaramanga fue de una desbordante alegría y optimismo, pues la idea de integrar la escuela argentina al fútbol local trajo un aire de confianza y certeza de triunfo para competir a la altura del prestigio que estaba adquiriendo el fútbol colombiano dentro y fuera del territorio patrio.

El primer cuerpo técnico en 1948 estuvo a cargo de Francisco ‘Pacho’ Carvajal, como preparador, entrenador y Director-Tecnico. A partir de 1949 fue encargado Aristobulo D’ambrosi hasta finales de l95l.

Cataño fue reemplazado como Masajista por el popular ex-boxeador ecuatoriano "Cosmopolita".